Descubre las principales claves para convertir la habitación de los más pequeños de la casa en su cómodo, divertido y ordenado refugio.
El espacio y los colores más adecuados. En una primera fase lo más acertado quizás sea decantarse, preferiblemente, por tonos claros y neutros. Cuando los niños sean un poco más mayores ya será hora de introducir atrevidas pinceladas de color, fundamentalmente en zonas concretas, como el espacio de trabajo, una pared como elemento destacado o en complementos y textiles.
A partir de los siete años, cuando el niño ya tiene criterio para decidir, es recomendable que le dejemos participar en la decoración de su dormitorio. Así lograremos que se sienta más a gusto en su espacio personal, prestando probablemente mayor atención a sus cosas y en mantenerlas ordenadas y cuidadas.
Muebles que crecen con los niños. Ganan altura a una velocidad de vértigo, así que no está de más que optes por mobiliario que sea capaz de adaptarse a sus distintas edades y necesidades. Si compras una cama que crezca con el pequeño, podrás amortizar esa pieza al menos durante diez años. Aunque los muebles evolutivos pueden resultar más caros al principio, resultan una gran inversión gracias a su durabilidad y capacidad de cumplir funciones distintas, como es el caso de las cunas que se transforman en cama infantil y posteriormente en sofá para la zona de juegos.
Si te decantas por este tipo de muebles debes tener en cuenta que es necesario que combinen con el resto del mobiliario durante mucho tiempo, por lo que te recomendamos que elijas piezas en tonos neutros o sin motivos demasiado infantiles, para que no queden desfasadas cuando el niño crezca.
Crea una zona de estudio… En función de la evolución de cada niño, y sobre todo a partir de los cinco años, los pequeños precisan de una zona en la que poder trabajarcon mayor comodidad. Es necesario por tanto que dediquemos un rincón a crear un espacio diseñado y pensado para que el niño se sienta a gusto frente a un libro o un cuaderno de dibujos, con lo que conseguiremos que adquiera unos hábitos de escritura y aprendizaje que irá desarrollando con el paso de los años.
Es importante que se habitúe a trabajar siempre en el mismo sitio, por lo que debemos buscar una zona agradable y cómoda. En este aspecto el color adquiere un mayor protagonismo. El verde y el azul son colores perfectos, tanto para la zona de descanso y ocio como para la de trabajo, ya que reduce el estrés y refuerza la capacidad de concentración. Los lilas, rosas y violetas le ayudarán a desarrollar su lado más creativo. El blanco para la zona de estudio genera una atmósfera serena, ordenada y limpia, mientras que el rojo fomenta el interés y el amarillo la actividad mental.
… y otra de lectura. Si cuentas con espacio suficiente, te recomendamos que crees una confortable y divertida zona de lectura para fomentar este hábito, tan necesario en el crecimiento y evolución del niño. Puedes hacerlo mediante la inclusión de una butaca adaptada a sus medidas o mediante alfombras y mullidos cojines o colchonetas.
Armario organizado. Para que el dormitorio esté lo más ordenado posible, debemos facilitar el trabajo a los pequeños. Es imprescindible que el mobiliario de almacenaje esté pensado para que no suponga una tarea excesivamente ardua. Un armario bien organizado será el elemento clave para conseguirlo. Identifica los cajones pintando el día de la semana o el contenido, utilizando palabras cuando ya saben leer o con dibujos cuando son más pequeños, así sabrán dónde poner y encontrar los calcetines, pijamas o camisetas.
Compartimenta el interior de alguno de los cajones para mantener en orden las gomas del pelo, collares y anillos que siempre andan desperdigados por donde no deben, sobre todo en el caso de las niñas. Un perchero puede ser también una buena solución para que coloquen la ropa que se pondrán al día siguiente, aparte de servir para que el abrigo y la mochila no terminen por el suelo.
Aprovecha todo hueco para almacenaje. En general no dejes sin uso cualquier rincón que te pueda servir para colocar cajones y cestos, así la habitación siempre se verá más recogida.
Bajo la cama cuentas con un espacio de casi un metro de profundidad hábil muy útil. Bajo ella puedes poner cajones que se desplacen sobre unas ruedas, para que se puedan meter o sacar con comodidad y facilidad.
Pintura y vinilos decorativos. Aunque es preferible elegir colores y estampados que fomenten el descanso, también puedes diseñar un dormitorio infantil creativo y muy divertido como el de la imagen haciendo un uso decorativo de la pintura o incluyendo vinilos. En función de la edad del niño es preferible decantarse por un tipo de diseño u otro.
Cuando son muy pequeños, hasta los dos años, debes apostar por formas simples y colores muy básicos. Los tonos suaves te ayudarán a crear un dormitorio muy apacible que invite al descanso del bebé. A partir de esta edad y hasta los cinco años, los niños ya distinguen e identifican distintas acciones, por lo que puedes realizar murales que muestren algún tipo de actividad, en colores estimulantes que fomenten la vitalidad propia de esta fase.
A partir de los seis años, los niños profesan especial predilección por personajes con los que se sienten identificados: piratas, princesas, bomberos, etc. Para no caer en una decoración que pueda pecar de sexista, elige diseños didácticos, útiles para aprender y situarse, como por ejemplo mapamundis, animales, planetarios o montañas, siempre con un diseño y una comprensión adaptados a su edad.
Dormitorio para dos. Cuando es necesario que dos hermanos o más compartan la misma habitación, debemos tener muy en cuenta el tipo de distribución más acertada para aprovechar al máximo el espacio, de modo que los niños se sientan lo más a gusto posible. Es necesario optimizar los metros para crear una correcta circulación, tanto si están estudiando, descansando o jugando, sin que se entorpezcan mutuamente.
El mobiliario a doble altura, con camas o zonas de trabajo a distintos niveles, es una opción ideal para dormitorios de reducidas dimensiones. Ten en cuenta en estos casos que es necesario facilitarles el acceso a las tareas relacionadas con el orden, como hacer la cama, organizar el escritorio y guardar adecuadamente sus libros para que el cuarto no se transforme en una auténtica leonera.
Distribución en línea. Para las habitaciones de planta alargada se puede optar por colocar las camas en línea, junto a una pared, de modo que quede una zona enfrente claramente despejada. Para evitar posibles conflictos entre hermanos, procura que ambos dispongan del mismo espacio. Intenta que las condiciones sean lo más parecidas posibles, tanto a nivel de dimensiones como de confort.
Trata de solucionar la zona de almacenaje mediante grandes cajones, lo más amplios posibles, para que cada niño disponga de su propio espacio y lo pueda mantener perfectamente ordenado. Si solo cuentas con un armario, debes equiparlo por lo menos con dos áreas del mismo tamaño, una para cada uno y perfectamente diferenciadas.
Distribución en L. Si no te sobran los metros, elige una distribución en L, aprovechando el espacio disponible bajo una ventana. En cualquier caso, escoge siempre camas con capacidad de almacenaje inferior.
Si las edades de los hermanos que comparten habitación son muy distintas, procura seleccionar una decoración lo más neutra posible, de modo que ninguno de los pequeños se sienta incómodo por un entorno demasiado infantil o por todo lo contrario.
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